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os berrinches son comunes entre los niños de 2 y 3 años. Sin embargo antes de comenzar a tomar medidas para corregir, es importante hablar de unas reglas básicas que debemos mantener presentes siempre que disciplinamos a nuestros hijos.
Ya que tenemos claro estos 4 puntos podemos seguir con este tema que aflige a muchos padres.
Los Berrinches
Pedir las cosas gritando, o llorando es muy común en niños de entre dos y tres años de edad. Es precisamente esta conducta la que nos hace referirnos a estas edades como los “terrible twos” o terribles dos años.
Estas rabietas se producen para llamar la atención del adulto y su estrategia les funciona. Cuando el pequeño comienza a gritar o a llorar, resulta irritante y desesperante.
Si esto ocurre, independientemente de la razón que llevó a esta conducta, no debemos ponernos a su altura, debemos mantener estas pautas:
1- No ceder:
Si su hijo le grita o llora porque quiere algo, es importante que no se lo dé ya que si se lo da estará reforzando que el niño se comunique de esa forma ya que obtuvo lo que quería. Le resultó efectivo gritar y llorar porque obtuvo su petición. Aprendió que con esa conducta podrá obtener el objetivo que se proponga. Si esto ocurre en un sitio público, mantente firme en no ceder. No cedas por evitar las miradas o comentarios de los demás, y recuerda siempre que la educación de tu hijo solo depende de ti y más nadie debe opinar al respecto.
2- Calmar:
Cuando el niño comience con los gritos y el llanto, háblele en un tono suave pero firme y dígale “no puedo escucharte si me lo pides de esa manera, cuando te calmes un poco me explicas que te sucede o que quieres”. Aunque suena muy fácil muchos padres de la desesperación prefieren darle al niño lo que pide, sin embargo si nos tomamos un momento para razonar con él y lo dejamos para que se calme, éste podrá explicarnos qué pasa.
3- Escuchar y Explicar:
Una vez su hijo se calme, comenzará a contarle lo que le pasa. Es importante agacharse para que él pueda verlo, y así le asegura que lo está escuchando y está prestando toda su atención. En caso de no poder darle lo que pide, explicar en palabras sencillas el porqué y orientar su atención hacia otra actividad o situación. Si comienza a gritar y llorar de nuevo, repita el paso anterior.
4- Analizar la causa:
Una de las cosas más importantes como padres es que debemos analizar si estamos haciéndolo correctamente. Este tipo de rabietas suele ocurrir porque el niño siente que no le prestan suficiente atención. Por ello, es imprescindible que analicemos si pasamos mucho tiempo en el móvil, si por la llegada de un hermano el niño se siente desplazado, si no hemos compartido lo suficiente con él/ella, etc.
5- Coordinarse:
Sabemos que un niño siempre tiene contacto con muchos otros adultos, profesores, cuidadores, abuelos, etc. Es importante que todos estén en la misma página con respecto a no ceder, ya que si algún adulto cede ante esta rabieta, el niño intentará con los demás, y la posibilidad de eliminar la conducta será más difícil.
Disciplinar a nuestros hijos no es tarea sencilla sin embargo ante las fallas de temperamento es importante poner y saber mantener los límites y normas claras para así estructurar un poco más la conducta de nuestros hijos y brindar un ambiente socio-estimular y afectivo seguro para su crecimiento. Lo importante es recordar que educar con amor y paciencia no significa no tener límites, sino hacerlo incentivando la inteligencia emocional.
Queremos enseñarle a los padres la manera de potenciar el aprendizaje de sus hijos a través del juego. Desarrollando sus habilidades afectivas, físicas, cognitivas y sociales a partir de un enfoque de derechos.
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